Autismo

Personas con Autismo adolescencia y la transición a la vida adulta

El Trastorno Espectro Autista es un trastorno del neurodesarrollo complejo, en el que parecen no sólo diferencias individuales sino también características y rasgos distintos en un mismo individuo a lo largo de su ciclo vital. Una de las etapas de mayor cambio y complejidad es el paso a la adolescencia. Esta etapa, crucial para el desarrollo y determinante para el pronóstico de la persona, tiene una serie de características que la hacen especialmente complicada para las personas con TEA. Dentro de los factores generales que afectan de manera global a todos los adolescentes se destacan los siguientes:

– La adolescencia es una época de cambios físicos en la que los adolescentes muestran un creciente interés hacia las relaciones sexuales.

– Muestran mayor deseo de independencia y deseo de «separarse» de los adultos de referencia   y buscan una mayor cercanía y apoyo de sus iguales.

– Por su parte, el entorno social también se muestra más exigente con ellos y les atribuye mayor autonomía, madurez y «sentido común».

– Los adolescentes tienen que enfrentarse a diferentes cambios en su entorno físico.

– Su mayor conciencia de «diferencia» y mejor comprensión tanto de su diagnóstico como de las consecuencias derivadas del mismo.

– Sentimientos de incomprensión, soledad y asilamiento.

– Mayor inmadurez (en comparación con sus compañeros), en razonamientos, intereses, comportamientos y actitudes.

– Menor habilidad para solucionar conflictos y afrontar situaciones de estrés, parece obvio pensar que la adolescencia es una etapa de mayor riesgo y vulnerabilidad emocional. En relación al mundo emocional de estas personas, cabe señalar que normalmente en la etapa de la adolescencia adquieren una mayor conciencia de su diagnóstico y de las implicaciones del mismo. Comienzan a ser realmente conscientes de las dificultades derivadas de su cuadro clínico y del hecho de que el trastorno los va a acompañar durante toda su vida. Esto, en muchos casos genera baja autoestima y un autoconcepto ambiguo (se sienten muy inteligentes en algunas áreas y especialmente «torpes» en otras). Por otra parte, muchos de ellos siguen mostrando deseos de relacionarse y formar parte de un grupo, al mismo tiempo que se van dando cuenta de que ese objetivo es muy difícil de conseguir. Además, en esta etapa tienen que enfrentarse a muchas situaciones y entornos nuevos, así como a cambios en sus rutinas para los cuales no se sienten preparados. Otro aspecto que hace que la etapa de la adolescencia sea especialmente complicada es la presencia, en un porcentaje relativamente alto, de comorbilidad con otros trastornos (especialmente trastornos del estado de ánimo).

La investigación refleja que en muchos casos en la etapa de la adolescencia aparece comorbilidad, sintomática y diagnóstica, con trastornos como la ansiedad, la depresión, las fobias específicas y el trastorno obsesivo compulsivo. Antes esas dificultades, desde el ámbito de la salud y la educación (en estrecha colaboración con las familias), se debe adoptar una serie de medidas que ayuden a prevenir y cuidar aspectos relacionados con su desarrollo emocional.

Es importante:

– Mantener revisiones y valoraciones periódicas que permitan detectar los primeros signos de alteración

– Enseñar, desde la infancia, a compartir el propio mundo interno (emociones, preocupaciones, inquietudes, etc.)

– Potenciar sus puntos fuertes y reforzar sus intereses

– Asegurar entornos tolerantes

– Enseñar estrategias de relación, manejo del estrés y resolución de conflictos

– Enseñar estrategias de control de los pensamientos obsesivos Junto al mundo emocional, el mundo de las relaciones interpersonales es otro de los dominios de mayor complejidad en esta etapa.

Los adolescentes con TEA continúan mostrando dificultad para adaptarse a entornos nuevos y a los cambios en sus rutinas, les cuesta organizar su tiempo, sus tareas y deberes, se muestran lentos en la ejecución de cualquier actividad y siguen mostrando mayor dificultad en la comprensión y aprendizajes de contenidos más abstractos (propios de ese ciclo). Ante esas dificultades es importante seguir garantizando los apoyos necesarios dentro de los centros educativos, asegurarse que el alumno cuenta con un tutor o persona de referencia a la que pueda acudir, con el que además tenga una serie de reuniones o tutorías programas (no hay que esperar a que sean ellos los que soliciten «ayuda» o consejo) y ayudarles en la elección y organización de los planes de estudio. Por último, también es importante destacar que muchos adolescentes con TEA llegan a esta etapa mostrando escasas habilidades adaptativas y de autonomía personal. Normalmente, en la base de esa «limitada autonomía» está la falta de iniciativa personal, la priorización de otros objetivos, la tendencia a «sobreprotegerles» y la falta de vivencias y experiencias que les motiven a ser más autónomos. Aunque son muchas las facetas que se deben trabajar y muchos los «frentes» que deben abordar los adolescentes con TEA, sabemos que cuando «superan» esa etapa habiendo conseguido, entre otros, logros académicos, estabilidad emocional y un nivel medio de autonomía y habilidades adaptativas, estas personas entran en la etapa de la edad adulta mostrando:

– Mayor estabilidad y «serenidad emocional»

– Mayor capacidad de reflexión sobre ellos mismos

– Mejor comprensión y aceptación del diagnóstico

– Mejor tolerancia y aceptación a las críticas

– Deseo de superación, pero valorando, al mismo tiempo, sus avances y rasgos de personalidad

– Mejor preparación para la vida independiente.

En toda esta etapa de sus vidas la sociedad tiene un papel de gran importancia en donde la inclusión será una pieza fundamental para la mejor inserción de estos chicos.